Elena Olave y Pedro Merchán
El título de este texto es el mismo que en su día dimos a la ponencia para las primeras Jornadas Invertebrados que, de cierta manera, remite al origen de nuestro proceso de investigación: reflexionar sobre otros modos de comisariado y de producir conocimiento mediante el arte, desde un marco epistemológico y metodológico cuir. La ponencia con la que participamos en las jornadas recogía nuestro proceso de investigación durante la estancia en el Centro Huarte (2021) y su resultado, la exposición efímera 8 semanas: intimidades torcidas. Para lo ponencia en Logroño nos propusimos jugar con el concepto de power point y convertir la tradicional “exposición de power point” en un ejercicio de curaduría, continuando con nuestro deseo de experimentar con otros modos no disciplinados, fluidos y cutres de hacer y pensar la práctica curatorial. Esta exposición efímera, digital y ficticia solo existía en la medida en que decidíamos mostrarla y pasar a la siguiente diapositiva. Los tres capítulos que constituían esa exposición ahora se transforman en texto como único vestigio de lo sucedido; un rastro escrito que se convierte en la exposición en sí misma haciéndola (re)vivir.
Lo público de la intimidad
A raíz de rodear diferentes conceptos como fantasmas, intimidad u hogar llegamos a las imágenes que ocupan las exposiciones realizadas tanto en Uharte como en Logroño. Es en esa acción de rodear la idea cuando comienzan a aparecer diferentes obras relacionadas entre sí; una de ellas Untitled (billboard of an empty bed) (1991), de Félix Gonzalez-Torres. Esta obra aparece debido a nuestro interés en pensar la intimidad como un espacio y concepto extraño y abyecto, noción que nos interesa entre otras cosas porque, en palabras de Naia del Castillo, “lo íntimo funciona como un espacio de naturaleza sin límite preciso, lo que permite encontrarse entre lo privado y lo público al mismo tiempo” (Naia del Castillo, 2021). Las vallas publicitarias que realiza Félix Gonzalez-Torres con fotos de su cama vacía nos invitan a pensar en cómo se produce un tipo de encuentro ilógico; en este caso, una imagen privada salta al espacio comercial, “público”. La obra es al mismo tiempo una especie de presencia y ausencia en el espacio público: de personas en la cama y de tacto, ya que no hay posibilidad de contacto con el calor que aún irradian las sábanas de la fotografía. La cama de Gonzalez-Torres nos dirige a otra cama en otra obra: Untitled (Eric et moi dormant) de Santiago Reyes (2007), una versión de la obra de Gonzalez-Torres donde, al contrario que en la original, los cuerpos de los dos amantes en la cama están presentes. Esta obra la encontramos gracias a la lectura del texto de Eduardo Carrera “Hay tantas cosas que quiero decirte. Espacios de representación para la comunidad lgbtiq” para L’internationale (2021).
En la siguiente diapositiva del ppt aparecen juntas Amets egoera loak hartuta de Juana Cima (1982) y una fotografía de la serie Keeping House de Tammy Rae Carland (1999). Las dos imágenes muestran dos cuerpos lesbianos tirados en la cama, cada una de ellas con una composición visual propia, pero con similitudes formales como pueden ser el contraste cromático de tonos cálidos y fríos, la posición de las objetos y cuerpos o la presencia de los pliegues y otras características propias de los materiales textiles como son las mantas, las sábanas o la colcha. Al colocar estas dos imágenes juntas, al rozarse la una con la otra, comienzan a ocurrir cosas, al igual que en la anterior diapositiva. Así, por motivos conceptuales, formales, o por cuestiones emocionales, vamos oscilando, sin grandes certezas, de una composición visual a otra. En esta especie de paseo que trazamos danzando de una imagen a otra, recorremos también otras imágenes que se hilan entre sí debido a las materialidades que muestran. Moviéndonos a partir de esta óptica centrada en lo textil, aparece la fotografía de Peter Hujar David Wojnarowicz in bed (1983) junto a una serie de Lee Friedlander donde las telas establecen un régimen de ocultación y protección de la intimidad frente a la visión. De esta manera, las imágenes van apareciendo como consecuencia de nuestro tránsito, no solo por conceptos como la intimidad, la construcción de lo privado, lo público o la sexualidad, sino también por la asociación ligada a texturas, a las superficies (y la superficialidad), a las composiciones y vivencias personales, componiendo así una suerte de superficie de nuestra intimidad, dejando aparecer a las imágenes por el simple deseo de que estén.
Si en el primer bloque pensábamos en la intimidad mediante el roce y el diálogo de diversas imágenes, en este segundo apartado expositivo nos interesa dirigir nuestra atención al gesto de desplazar las cosas de un lugar a otro, de generar un movimiento, de jugar con la disposición de los objetos evidenciando los ejercicios de tránsito que son las exposiciones. Es evidente que llevarnos las cosas de un lugar a otro nos permite descontextualizarlas, a veces alterando su significado o permitiéndonos experienciarlas estéticamente de otra manera. En 1973, Fina Miralles tomaba un pedazo de tierra con hierba de Sabadell para transportarlo en un panel de 40x40cm hasta la playa de Premià de Mar, Barcelona. En Translacions. Herba flotant al mar, imagen que recogemos en esta segunda parte del ppt, Fina Miralles realiza un movimiento aparentemente inútil e improductivo. Justo ese movimiento, pensamos, evidencia la naturaleza arbitraria de una exposición: coger algo y sacarlo fuera de su contexto original para llevarlo a otro sitio completamente ajeno.
La acción fue documentada y archivada posteriormente en Mar de hierba, donde Miralles reunió las imágenes de la acción en una caja-maleta que recogía ese movimiento y posterior fracaso. Este devenir maleta permite y agiliza el movimiento de lo recolectado, guardado y archivado. Este gesto tiene mucho que ver con nuestros modos de hacer, ya que todas las cosas tangibles que vamos generando están guardadas en una carpeta-archivador. Desde la traslación o descontextualización de los objetos llegamos a las acciones de guardar, proteger y archivar. Como consecuencia de ese nomadismo aparece en la siguiente diapositiva una fotografía de las fotocopias de LSD que nos llevamos de la exposición “Siempre estuvimos aquí. Manifestaciones culturales y políticas LGTBIQ (1977-2021)” comisariada por Fefa Vila Nuñez en el Palacio de los Condestables de Iruña. En esta exposición se encontraba gran parte del archivo queer del estado español fotocopiado y colocado en diferentes puntos para poder consultarlo o llevárselo. Nos interesaba pensar en la fotocopia y la imagen de la carpeta como método para la democratización del archivo, sobre todo por las posibilidades que genera para su exposición en lugares inesperados.
Animales recolectores
Continuando con la idea de mover, guardar y archivar llegamos a lo que sería la tercera parte de la exposición: varias diapositivas en las que tratamos de reflexionar sobre la necesidad de recolectar y recoger lo dado, los rastros y residuos que nos hemos ido topando por el camino. Pensamos la exposición como una administración de desechos y excesos, de rastros efímeros cuir. En la primera diapositiva de esta tercera parte reconocemos en la imagen diversos trozos de yeso, escombros de lo que en su momento fueron el soporte de las esculturas compostables hechas con posos de café y micelio por Meta-Colectivo (@meta_colectivo). Recogimos estas pequeñas piezas cubiertas de moho y residuos el día que ayudamos a Meta-Colectivo a recoger sus esculturas y llevarlas a los bosques de alrededor de Huarte. Fue una especie de impulso emocional lo que nos llevó a querer guardar estos cachitos físicos que nos recordarían tanto la existencia de las esculturas, como las emociones ligadas a ellas. Puede ser que esta acción se deba, en cierto grado, a la impotencia que nos genera el olvido, al deseo constante por querer guardar y recordar ciertos contextos. Debido a esta última idea, guardamos aún en nuestro archivo-carpeta los elementos que aparecen en la siguiente diapositiva: una carta de tarot inventada y realizada junto a Jelen Jeleton, el envoltorio de un caramelo recogido de una exposición de Félix Gonzalez-Torres, un fragmento de un poema de Irati Iturritza e imágenes creadas a partir de un taller de lectura fragmentada y aleatoria de Fenomenología Queer de Sara Ahmed y En la sombra del sueño americano: diarios (1971-1991) de David Wojnarowicz.
Guardar estos fragmentos, estas profundas y discretas superficies, que son manta, bolsa y carpeta a la vez, supone defender la posibilidad de conocimiento que hay en lo sobrante y lo excesivo. Al reunir, a través del afecto, materiales dispersos, mediante esa tensión entre la protección y la exposición, seguimos preguntándonos sobre qué modelos curatoriales podrían construirse desde lo cotidiano o qué displays nos permitirían compartir nuestras intimidades cuir. Este texto es un intento de recopilación de algunos de los gestos que construyen nuestra intimidad y cotidianidad, desde la consciencia de lo inacabado y limitado del mismo texto, pero que, asimismo, podría valer como rastro o rumor de lo efímero que nos conforma.
Elena Olave y Pedro Merchán
El título de este texto es el mismo que en su día dimos a la ponencia para las primeras Jornadas Invertebrados que, de cierta manera, remite al origen de nuestro proceso de investigación: reflexionar sobre otros modos de comisariado y de producir conocimiento mediante el arte, desde un marco epistemológico y metodológico cuir. La ponencia con la que participamos en las jornadas recogía nuestro proceso de investigación durante la estancia en el Centro Huarte (2021) y su resultado, la exposición efímera 8 semanas: intimidades torcidas. Para lo ponencia en Logroño nos propusimos jugar con el concepto de power point y convertir la tradicional “exposición de power point” en un ejercicio de curaduría, continuando con nuestro deseo de experimentar con otros modos no disciplinados, fluidos y cutres de hacer y pensar la práctica curatorial. Esta exposición efímera, digital y ficticia solo existía en la medida en que decidíamos mostrarla y pasar a la siguiente diapositiva. Los tres capítulos que constituían esa exposición ahora se transforman en texto como único vestigio de lo sucedido; un rastro escrito que se convierte en la exposición en sí misma haciéndola (re)vivir.
Lo público de la intimidad
A raíz de rodear diferentes conceptos como fantasmas, intimidad u hogar llegamos a las imágenes que ocupan las exposiciones realizadas tanto en Uharte como en Logroño. Es en esa acción de rodear la idea cuando comienzan a aparecer diferentes obras relacionadas entre sí; una de ellas Untitled (billboard of an empty bed) (1991), de Félix Gonzalez-Torres. Esta obra aparece debido a nuestro interés en pensar la intimidad como un espacio y concepto extraño y abyecto, noción que nos interesa entre otras cosas porque, en palabras de Naia del Castillo, “lo íntimo funciona como un espacio de naturaleza sin límite preciso, lo que permite encontrarse entre lo privado y lo público al mismo tiempo” (Naia del Castillo, 2021). Las vallas publicitarias que realiza Félix Gonzalez-Torres con fotos de su cama vacía nos invitan a pensar en cómo se produce un tipo de encuentro ilógico; en este caso, una imagen privada salta al espacio comercial, “público”. La obra es al mismo tiempo una especie de presencia y ausencia en el espacio público: de personas en la cama y de tacto, ya que no hay posibilidad de contacto con el calor que aún irradian las sábanas de la fotografía. La cama de Gonzalez-Torres nos dirige a otra cama en otra obra: Untitled (Eric et moi dormant) de Santiago Reyes (2007), una versión de la obra de Gonzalez-Torres donde, al contrario que en la original, los cuerpos de los dos amantes en la cama están presentes. Esta obra la encontramos gracias a la lectura del texto de Eduardo Carrera “Hay tantas cosas que quiero decirte. Espacios de representación para la comunidad lgbtiq” para L’internationale (2021).
En la siguiente diapositiva del ppt aparecen juntas Amets egoera loak hartuta de Juana Cima (1982) y una fotografía de la serie Keeping House de Tammy Rae Carland (1999). Las dos imágenes muestran dos cuerpos lesbianos tirados en la cama, cada una de ellas con una composición visual propia, pero con similitudes formales como pueden ser el contraste cromático de tonos cálidos y fríos, la posición de las objetos y cuerpos o la presencia de los pliegues y otras características propias de los materiales textiles como son las mantas, las sábanas o la colcha. Al colocar estas dos imágenes juntas, al rozarse la una con la otra, comienzan a ocurrir cosas, al igual que en la anterior diapositiva. Así, por motivos conceptuales, formales, o por cuestiones emocionales, vamos oscilando, sin grandes certezas, de una composición visual a otra. En esta especie de paseo que trazamos danzando de una imagen a otra, recorremos también otras imágenes que se hilan entre sí debido a las materialidades que muestran. Moviéndonos a partir de esta óptica centrada en lo textil, aparece la fotografía de Peter Hujar David Wojnarowicz in bed (1983) junto a una serie de Lee Friedlander donde las telas establecen un régimen de ocultación y protección de la intimidad frente a la visión. De esta manera, las imágenes van apareciendo como consecuencia de nuestro tránsito, no solo por conceptos como la intimidad, la construcción de lo privado, lo público o la sexualidad, sino también por la asociación ligada a texturas, a las superficies (y la superficialidad), a las composiciones y vivencias personales, componiendo así una suerte de superficie de nuestra intimidad, dejando aparecer a las imágenes por el simple deseo de que estén.
Si en el primer bloque pensábamos en la intimidad mediante el roce y el diálogo de diversas imágenes, en este segundo apartado expositivo nos interesa dirigir nuestra atención al gesto de desplazar las cosas de un lugar a otro, de generar un movimiento, de jugar con la disposición de los objetos evidenciando los ejercicios de tránsito que son las exposiciones. Es evidente que llevarnos las cosas de un lugar a otro nos permite descontextualizarlas, a veces alterando su significado o permitiéndonos experienciarlas estéticamente de otra manera. En 1973, Fina Miralles tomaba un pedazo de tierra con hierba de Sabadell para transportarlo en un panel de 40x40cm hasta la playa de Premià de Mar, Barcelona. En Translacions. Herba flotant al mar, imagen que recogemos en esta segunda parte del ppt, Fina Miralles realiza un movimiento aparentemente inútil e improductivo. Justo ese movimiento, pensamos, evidencia la naturaleza arbitraria de una exposición: coger algo y sacarlo fuera de su contexto original para llevarlo a otro sitio completamente ajeno.
La acción fue documentada y archivada posteriormente en Mar de hierba, donde Miralles reunió las imágenes de la acción en una caja-maleta que recogía ese movimiento y posterior fracaso. Este devenir maleta permite y agiliza el movimiento de lo recolectado, guardado y archivado. Este gesto tiene mucho que ver con nuestros modos de hacer, ya que todas las cosas tangibles que vamos generando están guardadas en una carpeta-archivador. Desde la traslación o descontextualización de los objetos llegamos a las acciones de guardar, proteger y archivar. Como consecuencia de ese nomadismo aparece en la siguiente diapositiva una fotografía de las fotocopias de LSD que nos llevamos de la exposición “Siempre estuvimos aquí. Manifestaciones culturales y políticas LGTBIQ (1977-2021)” comisariada por Fefa Vila Nuñez en el Palacio de los Condestables de Iruña. En esta exposición se encontraba gran parte del archivo queer del estado español fotocopiado y colocado en diferentes puntos para poder consultarlo o llevárselo. Nos interesaba pensar en la fotocopia y la imagen de la carpeta como método para la democratización del archivo, sobre todo por las posibilidades que genera para su exposición en lugares inesperados.
Animales recolectores
Continuando con la idea de mover, guardar y archivar llegamos a lo que sería la tercera parte de la exposición: varias diapositivas en las que tratamos de reflexionar sobre la necesidad de recolectar y recoger lo dado, los rastros y residuos que nos hemos ido topando por el camino. Pensamos la exposición como una administración de desechos y excesos, de rastros efímeros cuir. En la primera diapositiva de esta tercera parte reconocemos en la imagen diversos trozos de yeso, escombros de lo que en su momento fueron el soporte de las esculturas compostables hechas con posos de café y micelio por Meta-Colectivo (@meta_colectivo). Recogimos estas pequeñas piezas cubiertas de moho y residuos el día que ayudamos a Meta-Colectivo a recoger sus esculturas y llevarlas a los bosques de alrededor de Huarte. Fue una especie de impulso emocional lo que nos llevó a querer guardar estos cachitos físicos que nos recordarían tanto la existencia de las esculturas, como las emociones ligadas a ellas. Puede ser que esta acción se deba, en cierto grado, a la impotencia que nos genera el olvido, al deseo constante por querer guardar y recordar ciertos contextos. Debido a esta última idea, guardamos aún en nuestro archivo-carpeta los elementos que aparecen en la siguiente diapositiva: una carta de tarot inventada y realizada junto a Jelen Jeleton, el envoltorio de un caramelo recogido de una exposición de Félix Gonzalez-Torres, un fragmento de un poema de Irati Iturritza e imágenes creadas a partir de un taller de lectura fragmentada y aleatoria de Fenomenología Queer de Sara Ahmed y En la sombra del sueño americano: diarios (1971-1991) de David Wojnarowicz.
Guardar estos fragmentos, estas profundas y discretas superficies, que son manta, bolsa y carpeta a la vez, supone defender la posibilidad de conocimiento que hay en lo sobrante y lo excesivo. Al reunir, a través del afecto, materiales dispersos, mediante esa tensión entre la protección y la exposición, seguimos preguntándonos sobre qué modelos curatoriales podrían construirse desde lo cotidiano o qué displays nos permitirían compartir nuestras intimidades cuir. Este texto es un intento de recopilación de algunos de los gestos que construyen nuestra intimidad y cotidianidad, desde la consciencia de lo inacabado y limitado del mismo texto, pero que, asimismo, podría valer como rastro o rumor de lo efímero que nos conforma.
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